Funeraria San Román cumple 175 años

31
Oct
2022

Funeraria San Román cumple 175 años ofreciendo cercanía y trato familiar a los toledanos. La propia empresa repasa los cambios realizados para adaptarse a las necesidades actuales.

Hasta el negocio más antiguo del mundo debe reinventarse para mejorar sus prestaciones a los ciudadanos. Y es que si hay una cosa clara en esta vida es que desde que una persona nace, algún día morirá. Y a pesar de ello, nunca se está lo suficientemente preparado. Para tratar de solucionar esas situaciones tan delicadas están empresas como Funeraria San Román, que lleva 175 años haciendo esta labor mediante cinco generaciones distintas. Ahora, la gestión del servicio recae en las manos de María del Rosario y José María San Román.

Aunque las labores diarias de esta compañía parezcan las mismas que en sus inicios, el negocio ha cambiado mucho, también expuesto a las innovaciones y «modas» de la época. Así lo ven sus propios gestores, quiénes afirman que «muchos de los cambios del negocio los piden los clientes porque antes lo ven en la televisión», tal y como apunta José María San Román, que augura nuevos cambios en el sector según «lo que destacara en un entierro tan seguido como el de la Reina de Inglaterra».

Cambios recientes que se ejemplifican en los ataúdes, ahora modificados para cumplir con los certificados ecológicos. José María San Román explica como desde unos tres años a esta parte se han ido eliminando los barnices de estos elementos, así como sus herrajes o decoros para reducir los daños al medio ambiente. Poco a poco se han ido dejando de ver por la ciudad las esquelas que anuncian los fallecimientos de los vecinos, pero Funeraria San Román sigue ofreciéndolas en su página web diariamente, siendo «uno de los apartados más visitados».

Otro punto a analizar es el aumento de las incineraciones desde la pandemia. Según detallaron los hermanos San Román, en ciudades como Toledo era muy poco común seleccionar esta opción antes de la pandemia, en cambio «cuando llegaron las restricciones sanitarias por las que los entierros debían celebrarse con muy pocos asistentes, de cada 100 entierros, 70 eran incineraciones». Ahora, desde la empresa destacan que se ha equilibrado la balanza a un 50 por ciento para cada una de las dos opciones que ofrece la compañía.

No tan reciente es la apuesta por los tanatorios. José María San Román revela que tuvieron dudas en el momento de su creación en la ciudad «por si la gente quería seguir despidiendo al cadáver en sus casas». Sin embargo, reconoce que el cambio ha ido a mejor y más aún con el edificio actual «en el que se ofrece comodidad; un sitio donde pasar la noche, con catering y con la parroquia y el propio cementerio a tan solo unos metros».

Pese a todas estas innovaciones, María del Rosario San Román añade que lo que no ha cambiado y «nunca debe de hacerlo» porque es la clave del negocio es «el trato familiar y la empatía con la que tratamos a cada cliente». Ahí es cuando ambos hermanos recuerdan a la figura de su padre, «que no concebía no asistir al entierro de cualquier familia en sus momentos más difíciles». Es más, José María apunta que «en el momento que olvidemos estos valores o que no se lo enseñemos a nuestors empleados se acabará el negocio».

Un negocio de 175 años da para muchas anécdotas, para cambios de sedes o e vehículos funébres, pero sobre todo, da para seguir aprendiendo a ofrecer confianza y empatía al cliente, o mejor dicho, a la persona.

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